Descubierto por los españoles en 1516, el territorio que hoy ocupa Uruguay obtiene su independencia tanto de españoles como de portugueses en 1825, y jura su primera Constitución en 1830.
Desde finales del siglo XIX hasta la segunda mitad del XX, Uruguay recibió las corrientes inmigratorias más importantes en su constitución. Españoles e italianos han fortalecido el sustrato cultural de nuestros días.
Contingentes menos numerosos de inmigrantes provenientes de Francia, y otras regiones de Europa y Asia llegaron también a nuestro país buscando un mejor porvenir. Suerte muy distinta explica la presencia de afrouruguayos, descendientes, en su inmensa mayoría, de aquellos que fueron traídos desde África como esclavos en el período colonial.
A comienzos del Siglo XX, Uruguay era considerado la “Suiza de América”, por ser el país más vanguardista política y culturalmente de América del Sur. La época de bonanza vivida por ese entonces, se vio acompañada del edificio más alto de América Latina en 1925 (Palacio Salvo), del estadio más grande del mundo (Estadio Centenario), de excelentes niveles sanitarios y del triunfo en los campeonatos de fútbol en los Juegos Olímpicos (París 1924 y Amsterdam 1928) y los mundiales de de fútbol de 1930 (cuya sede fue la ciudad de Montevideo) y 1950, en Brasil, hazañas que contribuyeron a perpetuar el mito de la "edad de oro" del Uruguay.